miércoles, 3 de octubre de 2012

Nueva columna El Adelanto: Pueblos que cuidan de sus ríos


En estos días de lluvias agradecidas, pero agresivas en ciertos lugares, somos conscientes de la necesidad del mantenimiento de las riberas. Los arrastres de ramas y troncos caídos con los vientos, los residuos más o menos voluminosos o la invasión del dominio público hidráulico son problemas a los que se ven sometidos ayuntamientos y habitantes si no se han realizado las labores oportunas. Muchos pensarán que esto antes no sucedía y que es problema de la confederación que no mantiene limpios los cauces. Analicemos telegráficamente la situación. Hasta hace unos años, los ríos estaban limpios porque las gentes de los pueblos hacían trabajos a prestación popular que conservaban las orillas despejadas. Era algo tan habitual como la limpieza de canales o el mantenimiento de caminos. Además, los ríos y en concreto los caminos que les iban parejos, eran las vías de comunicación  entre muchas localidades. A esto se unía el hecho de que al estar estos sotos ribereños despejados, los pastos y matorrales que conformaban este paisaje eran aprovechados por los rebaños de ovejas, cabras y alguna que otra vaca.

Pero llegó la modernización y los fondos europeos. Los caminos se dejaron de utilizar pues era más lógico utilizar las pistas de concentración parcelaria o las carreteras. Los rebaños fueron despareciendo y, si no lo hicieron, su manejo es bien diferente. Y claro con la llegada de las ayudas para limpieza de caminos y riberas, pocos vecinos han vuelto a salir a limpiar estos lugares, pues debía hacerlo a quien pagaran por ello. Pero ahora las reglas del juego han cambiado y tiene pinta de que no variarán en los próximos años. Ahora que no hay dinero público para estas labores se vuelca la responsabilidad sobre las confederaciones. Estas legalmente no están obligadas a realizar las labores de mantenimiento de las riberas en los pueblos. Si lo han hecho ha sido de manera voluntaria y porque había partidas presupuestarias que se podían dedicar a ello. Con lo cual, es bueno conocer la ley y las responsabilidades derivadas de la misma, para establecer el marco de derechos y deberes de unos y otras.

Por todo ello, hay poblaciones y vecinos que hace ya unos años se han puesto manos a la obra en la conservación de las riberas. La organización de partidas de trabajo de los habitantes del pueblo con la ayuda de voluntarios venidos de fuera, es la vía que están utilizando para solventar estas necesidades. Son pueblos activos que se ven ayudados por ONGes y asociaciones sin ánimo de lucro, que consiguen fidelizar la visita de dichos voluntarios a lo largo del año, tratándoles con un vecino a tiempo parcial.  Esta manera de trabajar entra dentro de la llamada Custodia del Territorio, una herramienta de conservación en la que propietarios y entidades sin ánimo de lucro se ponen de acuerdo para gestionar de una manera consensuada y ambientalmente correcta dichas fincas.  En España son más de 130 agrupaciones las  que participan en estas iniciativas actuando sobre más de 500.000 Has.

Estos días tiene lugar la Semana Europea de la Custodia del Territorio con 22 países implicados y más de 400 actos. La Confederación Hidrográfica del Duero  convoca varios eventos para implicar a los Ayuntamientos en estas nuevas formas de mantenimiento de los cauces con la participación de vecinos y voluntarios. Unos pensarán que no es el camino mientras otros lo tomarán como correcto y se pondrán a trabajar. Para los primeros las riberas seguirán siendo un problema que otro tiene que resolver y para los segundos será un asunto que están ya solucionando. Cada uno debe elegir, es lo que nos permite la democracia.

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